Popularidad vs civismo

Les propongo un experimento mental. Intenten imaginarse un cartel como el de la ilustración, que seguro que les es muy familiar, pero sustituyendo a Guevara por Lenin, Mussolini, Stalin, Hitler, Mao, Pinochet, Castro, Franco (joven), José Antonio Primo de Rivera o un etarra que dejo a su elección. ¿A que pueden imagianrlo sin demasiado esfuerzo? ¿Y a que además se imaginan también fácilmente a alguien comprando del póster y colocándolo en una de las paredes de su casa? Ahora intenten imaginar que quien sustituye a Guevara es Churchill, Roosevelt, Willy Brandt, Giscard d’Estaing, Olof Palme, Suárez, González o Pujol. ¿A que cuesta bastante más, salvo a lo sumo como chiste? ¿Y a que la escena de alguien colocando uno de estos carteles en su casa resulta totalmente inverosímil?

Pilatismo episcopal

Hace poco hablé del Pilatismo de los partidos con respecto a los comportamientos corruptos de «sus» carg0s públicos. Ahora, para pilatismo, el de ciertos obispos, como denuncia Jorge Arturo Muñoz en su artículo El cinismo del obispo. El título resume muy bien su contenido, que suscribo de la A a la Z. Aunque, la verdad, lo que dice el obispo de marras es coherente con lo que la actitud que la iglesia vasca lleva adoptando desde que ETA existe. Y lo que dice era hasta hace muy, y esperemos que por última vez, doctrina oficial cuyo cuestionamiento era delito de leso progresismo o, incluso, de lesa democracia.

ETA kanpora

Unos individuos que, dentro de poco tiempo, serán identificados, detenidos, encarcelados, juzgados y condenados, han hecho estallar una bomba en Mallorca que ha causado la muerte a dos guardias civiles y numerosos heridos.

Las noticias son todavía confusas, pero está claro que ETA ha causado una vez más un daño irreparable a los defensores de nuestra democracia. No a nuestra democracia, que la derrotará. Sin ir más lejos, la Audiencia Nacional ha prohibido los actos de homenaje a presos etarras que había autorizado un juez.

Todos contra ETA

Pulse aquí para ver la nota de prensa de UPyD condenando el atentado de ETA contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Burgos.

Silogismos (nivel elemental)

1. ANV es una organización terrorista (por sentencia firme del Tribunal Supremo).

2. Todo miembro de una organización terrorista es un terrorista (obvio).

3. Todo miembro de ANV es un terrorista (se sigue trivialmente de 1 y 2).

4. Toda corporación municipal que a sabiendas elija como alcalde o mantenga en el puesto a un terrorista realiza un acto de apoyo al terrorismo o a quienes participan en su ejecución, lo enaltecenn o justifican (obvio; y añado: es el mayor acto de apoyo que puede hacer un ayuntamiento).

El relato final

Normalmente, cuando se habla del final de ETA, se plantean dos posibilidades: la derrota o la solución negociada. La diferencia fundamental es que, en el primer caso no hay concesiones políticas de ninguna clase y en la segunda sí. Pero hay una tercera vía, la de la salida dialogada sin concesiones políticas, que es la que se nos trató de vender en la legislatura pasada (y todavía algunos, como Eguiguren, presidente de los socialistas vascos, siguen vendiendo). Esto es imposible, porque ETA no desaparecerá a cambio de nada salvo que esté derrotada. Pero sí es posible algo parecido, y que sería profundamente injusto y políticamente nefasto: la derrota disfrazada de salida negociada sin vencedores ni vencidos. Esa posibilidad es la que describe y analiza con lucidez Javier Zarzalejos en su artículo «El relato final». En él plantea una cuestión muy importante a la que a menudo no se hace suficiente caso: ¿cuál va a ser el relato «oficial» de la desaparición de ETA? Y la cuestión es importante, porque la derrota de ETA sólo será total si pasa a la historia como tal derrota.

Moldear el consenso

«Un verdadero líder no es un buscador de consensos, sino un moldeador de consensos»

Martin Luther King

Esta cita viene a cuento de la interpelación en la que la Diputada de Unión Progreso y Democracia Rosa Díez pidió al Gobierno que aplicara la ley para disolver los ayuntamientos gobernados por ANV, o sea por ETA (Tribunal Supremo dixit). En su respuesta, la Ministra de Administraciones públicas trató de justificar la negativa del Gobierno. Para ello recurrió, como ya viene siendo costumbre, a la descalificación personal, acusando la iniciativa de ser un mero gesto de cara a la galería («¿Qué galería, la galería de tiro quizás?», contestó Rosa Díez en su contrarréplica). Y a uno de los latiguillos también habituales cuando se trata el tema de la política antiterrorista: la necesidad de preservar el consenso.

Frente al terror, reivindicar la Constitución

En el coloquio que siguió a la exitosa conferencia de Rosa Díez en Murcia el pasado día 2, uno de los asistentes defendió insistentemente la idea de que el problema de ETA no tenía solución y que así deberían decírselo a los ciudadanos los políticos honestos. Ese es uno de los mitos más dañinos de nuestra reciente historia: la idea de que ETA es imbatible y de que, en consecuencia, sólo nos quedan dos alternativas, la de concederle más o menos disimuladamente lo que pide o la de resignarse a convivir eternamente con el terror.

RabiETAs

Hubo un tiempo en que ETA tenía una estrategia criminal. Cometía el tipo de atentados que consideraba que más favorecían sus objetivos políticos. Y eran (o eso parecía, que casi da igual) la policía y la guardia civil las que iban a remolque de la estrategia de los terroristas. Incluso consiguió que mucha gente llegara a decir, unos con pesar, otros con satisfacción peor o mejor disimulada y otros con satisfacción y sin disimulo alguno, que era imposible derrotarla. Que debíamos resignarnos a su existencia o negociar políticamente con ella. Eran tiempos en los que ETA mataba para aterrorizar, no para recordar su propia existencia ni para demostrar que podía hacer daño. No necesitaba recordar que estaba ahí, ni que podía hacer daño. Todos lo teníamos clarísimo.

¿Y ahora qué, Sr. Fiscal? ¿Rumbo a Guantánamo?

Las declaraciones del presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren (a la derecha de la foto y pasándolo estupendamente con Otegi) han vuelto a poner de actualidad uno de los mayores fracasos del Gobierno de Rodríguez Zapatero, el mal llamado «proceso de paz». Se trata de un fracaso rotundo en un problema muy importante en el que la mayoría de los ciudadanos está muy sensibilizada. No obstante, no parece que la factura electoral pagada por el PSOE fuera muy elevada. Esto ha hecho que algunos, por sectarismo político o, simplemente, por cierto pesimismo misántropo, hayan concluido que a la mayor parte de los votantes socialistas el problema de ETA no le importa lo suficiente o, al menos, no le repugna la idea pagar un precio político a ETA a cambio de que deje de matar.

¡Bravo!

Hoy nos hemos desayunado con la estupenda noticia de la detención de cuatro dirigentes de ETA, uno de los cuales es, al parecer, el jefe político de la banda. Que alguno de los detenidos haya sido uno de los interlocutores del gobierno durante la pasada legislatura es muy digno de comentario, pero hoy no toca. Hoy lo que toca es felicitarnos todos, felicitar a los gobiernos español y francés y felicitar a los servicios de información y las fuerzas de seguridad de ambos países por este éxito. Es la mejor noticia que podían recibir los familiares, amigos y compañeros de Juan Manuel Piñuel.

El cine comercial rompe el tabú de ETA

Uno de los fenómenos de la cultura española no por lamentables menos interesantes, es el tratamiento que ETA ha recibido en el cine. Lo habitual es que, sencillamente, no se trate. Lo cual es un mal menor, porque, en las contadas ocasiones en que aparece, lo hace, o como mero decorado, o tematizada desde posturas deliberadamente equidistantes (o escoradas hacia la propia ETA). Conclusión: salvo cine comprometido y alineado sin ambigüedades con las víctimas y contra los verdugos, encontramos de todo. Salvo excepciones, que las hay y en este caso son particularmente honrosas, las víctimas de ETA han sido las grandes olvidadas de un gremio, el del cine español, que presume como pocos de compromiso político y de defensa de las libertades y la democracia.